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Descontextualizando

May 9, 2012
Mi hermana me escribió un mail hace cinco días, hace 3 meses que no la veo. Aun no he tenido tiempo de responderle. Mis padres me han llamado hoy y no he podido atender su llamada, también mi amigo Jaime y más de lo mismo. Mis experimentos no han funcionado esta semana y salgo del lab enfadado. El dia es gris y sucio, llueve y hace frío.Me pongo a pensar en las cosas que se han convertido en objeto de mi preocupación o interés en los últimos tiempos: los idiotas americanos han cometido un error con mi cheque de abril y me han pagado 800$ menos de los que me corresponden, tengo que subsanarlo yo. Tengo que cambiar la rutina del gimnasio, ya llevo 3 meses con la misma y empiezo a cansarme. La secretaria de la facultad me ha dado un numero de la seguridad social erróneo y ahora tengo que llamar a todos los proveedores de servicios (internet, teléfono, gimnasio) para corregir el dato. El 15 sale Diablo3, he de hacer la pre-reserva ya, además quiero montarme un pc nuevo, empiezo a hacer números en la cabeza. He de actualizar el blog, lo tengo abandonado. Necesito descargar varios libros para mi kindle, pero casi no tengo tiempo de leer…estará el último de Auster en formato electrónico? Los gilipollas iletrados de españa han hecho quebrar otro banco, las ratas gordas ya han huído del barco y quiero sacar mis pocos euros de allí cuanto antes, tengo que hacerlo en cuanto llegue a casa…
Y mientras cavilo y camino bajo la lluvia fría llego a la estación de metro. Espero paciente, haciendo caso omiso de la gente que me empuja, del gordo que come patatas como si se fuera a terminar el mundo mañana, del mendigo que me pide un penique…metal contra metal y llega el metro, subo mirando sin ver, gruñendo, empujando… Y entonces mi mirada perdida encuentra los ojos más verdes que pueda imaginar. Miro a la chica, es preciosa. Entonces veo que está en una silla de ruedas. “Se habrá roto una pierna”- pienso. Miro mejor entre la gente que se aprieta: la silla es motorizada, con una palanca para dirigirla. Las manos apenas un esbozo mal definido, de dedos mínimos y finos, replegadas sobre la muñeca hacia el antebrazo, sin movilidad. El pecho en forma de quilla, saliente, los pies minúsculos, inertes. La miro otra vez y no me cuadra la belleza y serenidad de su rostro con el resto del conjunto. Parece ELA, pero es joven. Quizás algo neurodegenarativo desde el nacimiento. Y entonces me siento como un gilipollas, porque si llueve corro y si me mojo no pasa nada, pero hay a mi lado una chica que si se queda sin bateria en la silla está jodida. Y entonces me siento como un gilipollas, porque mientras que a mi me preocupan 800$ de más o de menos en mi cuenta, hay a mi lado una chica que quizás no haya probado el calor de otros labios ni haya hecho nunca el amor. Y me siento como un gilipollas porque la vida es injusta y no se puede hacer nada para remediarlo. Y descubro un sentimiento nuevo en mi: compasión. Quiero decirle algo, que la entiendo, que comparto su sufrimiento, que me gustaría poder ayudarla pero no puedo, que es guapa, que me ha hecho pensar… pero no digo nada.

Salgo a la calle y camino bajo la lluvia, pensando en vomitar mi frustación aquí cuando llegue a casa, sabiendo que no podré expresar con palabras lo que de verdad siento. Pero cuando acabe de escribir este párrafo llamaré a mi novia para decirle que la quiero, a mis padres para decirles que los echo de menos, escribiré a mi hermana y a mis amigos y me alegraré de que todos estén bien, de que no estén encadenados a un cuerpo inútil que se revele contra su voluntad. Así que hoy, durante un rato, dejo de lado mi cinismo habitual e intento vaciar mi mente de ira, agresividad, acidez y negrura, porque las cosas dejan de ser importantes cuando se cambia el punto de referencia desde el que se observan. A mi, como a Harry, casi siempre me faltan balas, pero hoy me sobran.

6 comentarios

  1. Una historia tremenda, Piedra. Creo que a todos nos ha pasado algo parecido alguna vez en nuestra, un día llenos de miserias insignificantes y quejumbre y de pronto, un visión de alguien o una historia que nos cuentan que nos produce un impacto emocional que nos pone en nuestro sitio. Y no tiene por qué habernos pasado a nosotros o a nuestro entorno, vale el metro, la calle o la televisión (cuando la veía) La perspectiva… la perspectiva… el punto de referencia…

    Un gran saludo


    • La perspectiva Dani, la perspectiva…a veces perdemos el Norte. Esta bien poner los pies en el suelo de vez en cuando

      Un saludo y gracias por pasar


  2. Enorme.


  3. Muchas veces lo que escribes me hace reir… otras me causa un estado de «lo mato», pero que razón tiene… y esta vez se me han saltado las lagrimas!!! lo que nunca me provocas es indiferencia!
    me ha encantadoooooooo!!! Está saliendo tu otro yo!!!?
    Sigue escribiendo!
    Bsos


  4. […] Descontextualizando (mini historia sobre la importancia relativa de las cosas) […]



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