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Lerdilde

junio 26, 2010

Después de haber pasado por cuatro instituciones científicas en varios países diferentes, puedo afirmar sin rubor que el Idiots no es un centro de investigación cualquiera; y no lo es porque aquí se lo han currado, han hecho llamamientos internacionales y patrocinado encuentros, han pedido fondos y ayudas y hasta hay una fundación privada que lo sustenta, y todo eso para asegurarse que lo más granado de la subnormalidad patria y extranjera llame a sus puertas, después de todo, por algo se llama Idiots Institute no?

Es un poco desmoralizador (y sólo un poco, porque ya paso de todo y me da igual lo que se cueza por aquí) currar rodeado de gente mucho más inepta que tú (y no porque uno sea especialmente brillante, si no porque son idiotas) que cobra mucho dinero por hacer mal el trabajo para el que lo han contratado. Es por esto por lo que voy a hablar de Lerdilde (no es su nombre real, pero casi). Lerdilde es una investigadora del Idiots, es jefa de un grupo de anatomía patológica y es subnormal perdida. En el tiempo que llevo aquí, unos tres años y medio, al menos 4 personas han empezado la tesis con ella y la han abandonado al cabo de unos meses. No me dan mucha pena porque es algo que ya deberían haber visto venir: Lerdilde tiene una mirada perdida y vidriosa que te hace pensar que algunas de las conexiones de su cerebro no funcionan muy bien, le gusta vestir con pantalones de pinzas que le suben hasta los sobacos y tiene una voz nasal y estridente parecida a un rebuzno. Además es de esas personas que tiene una risita nerviosa incontrolable: si la saludas se ríe con un berrido, si la pillas in fraganti en una cagada lo mismo, y si le echas una mirada asesina pues también, y eso al final acaba por sacarte de quicio.

Holan -rebuzna mientras entra a mi laboratorio con un puñado de papeles en la mano. Esta tu jefen? Ihhhhhhhh (eso es su mezcla de risa y graznido)

Pues no, ha salido, le digo sin levantar la vista de lo que estoy haciendo. Sigo a lo mío y a los 2 minutos veo que sigue en la puerta, mirándome.

– Qué quieres? (sí, soy así de seco, pero es que no tengo el gen de tolerancia a los gilipollas)

– Es que acabo de bajar este paper, me dice enarbolando los papeles que tiene en la mano, y no lo entiendo, me gustaría que alguien se lo leyese y me lo explicase.

Se me cae la boca al suelo de tanto que la abro, y es que no me puedo creer que esta tía puede dirigir un grupo y menos aun supervisar la tesis de algún pobre infeliz.

– Pues no tengo tiempo ni de leer los papers que me interesan a ti, así que no me voy a leer el tuyo, vuelve luego y si hay alguien ocioso que te lo explique.

Y se marcha compungida rebuznando al salir…iiihhhhhh

Al día siguiente estoy en la sala de revelar (un cuarto oscuro como el de los fotógrafos). Cuando está ocupada hay una lucecita roja por la parte de fuera, así que la gente se limita a llamar a la puerta para indicar su presencia y el que está dentro te abre cuando puede. Así que estoy revelando y llaman a la puerta con 3 golpes muy fuertes, con insistencia. Parece que alguien tiene prisa así es que me dirijo a la puerta y en el trayecto llaman 3 veces más con la misma insistencia. Y eso ya me molesta, porque con llamar una vez es suficiente, no hace falta seguir dando por culo. Así que como más chulo que yo no hay nadie pongo la cuenta atrás del timer a 5 minutos y me pongo a esperar, a ver si aprende modales el ansioso de fuera. Mientras el tiempo se curva hacia atrás reflexiono un poco sobre la misantropía que me acecha, la gente y la falta de educación y saber estar de las personas. Hace 200 años podría haberle tirado a alguien el guante a la cara invitándole a un duelo para defender su honor. Hoy la gente ya no tiene orgullo ni moral, el insulto llega fácil a su boca como muestra de la bajeza de su condición, y si le sueltas una hostia el malo eres tú…Perdido en esas cavilaciones estoy cuando suena el timer, durante todo el tiempo han seguido llamando con insistencia, aunque la violencia del golpeo ha ido decayendo, supongo que le dolerán los nudillos. Así que pongo mi mejor cara de furia, abro la puerta y me encuentro con la mirada bobalicona de Lerdilde, que tiene la mano metida en la boca. Al verme retrocede instintivamente y le digo:

– Con una vez que llames a la puerta es suficiente, por mucho que insistas no te voy a abrir si estoy ocupado, así que la próxima vez te esperas tranquilita sin dar por culo.

Rehúye mi mirada… y lo que suelta a continuación me deja tan tocado que no sé si ponerme a reír o a llorar, y es que ya no sé si estoy en el show de Truman o en el limbo de los idiotas…porque Lerdilde me dice: “Es que pensaba que no había nadie!”. Manda huevos.

3 comentarios

  1. Es que pensaba que no había nadie!!!!

    Juas juas juas.
    Y llamando fuerte e insisténtemente tal vez alguien se materialice detrás de la puerta y se la abra.

    Más aun, la puerta está cerrada por dentro y se cerró ella sola.

    Supongo que Lerdile viene de lerda y movile, comprimido.


    • No hay palabras para describir la zafiedad de la ta esta. Lerdilde viene de comprimir «lerda» y su nombre en uno solo, jeje. Si esta es la representacin de la ciencia en Espaa, estamos muy mal, peor de lo que pensamos…


  2. […] asunto, que es idiota, que cobra 2000 eurazos al mes y que es incapaz de hacer su trabajo, y es que Lerdilde a su lado es un pozo de sabiduría…  Otra […]



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